BUDWEISER CZECHVAR: La cerveza nacional checa

La llamada “Cerveza de los Reyes” tiene una larga historia que comienza en el siglo XIII en la ciudad de České Budějovice. Allí, en 1895, se fundó Budějovický Budvar, que actualmente es la única cervecería checa que continúa en manos del estado y protagonizó una larga disputa legal internacional por su marca.

Por: Jess Garbarino

Publicado: Diciembre 18, 2019

De color dorado intenso, espuma blanca que se desvanece rápidamente y sabor delicado, la cerveza estilo pilsen nacida hace varios siglos en České Budějovice (Budweis, en alemán), llamada en diferentes partes del mundo Budweiser Budvar, Budweiser Czechvar o Budějovický Budvar, hoy se elabora con las mejores materias primas, procedimientos tradicionales y tecnología moderna para seguir siendo una de las favoritas checas.

La cervecería Budějovický Budvar, que ha debido litigar en todo el mundo contra su rival estadounidense por el uso de la marca Budweiser, fue fundada en 1895 y en la actualidad produce 1,6 millones de hectolitros al año, exporta a más de 70 países y tiene alrededor de 10 millones de propietarios, ya que es la única que tras el fin del comunismo continúa siendo propiedad del estado checo y, por lo tanto, pertenece a todos los ciudadanos de ese país.

Había una vez…

La historia de la cerveza Budweiser se remonta varios siglos atrás, más precisamente al año 1265, cuando el rey de Bohemia Přemysl Otakar II fundó Budweis (hoy České Budějovice) dándole a la población varios privilegios, entre ellos, el derecho a producir cerveza. Un favoritismo que habría de continuar a lo largo del tiempo, pues también los reyes Karel IV y Wenceslao IV otorgaron nuevas libertades y privilegios en relación con la cerveza a los habitantes de la ciudad.

El ayuntamiento de Budweis instaló la primera gran cervecería en 1495, luego de una larga negociación con los habitantes del pueblo, en la que se acordó que los pequeños cerveceros continuarían produciendo cerveza de cebada en sus hogares, mientras el gobierno se dedicaría a la de trigo.

El mayor espaldarazo a la lager de Budweis se lo dio, a mediados del siglo XVI, el rey Fernando I, emperador romano y bohemio, quien elogió su calidad y pidió que un maestro cervecero del pueblo fuera a la corte con sus ayudantes para producir cerveza. De ahí le viene el apodo de “Cerveza de los Reyes”.

Pero los habitantes de České Budějovice reclamaban su derecho a administrar la gran cervecería municipal, de modo que, para complacerlos, en 1722 el consejo municipal les permitió crear la pequeña cervecería, a condición de que dejaran de producir cerveza en sus casas. Sin embargo, el gobierno inmediatamente declaró a la nueva cervecería como de su propiedad. La disputa terminó recién en 1795, cuando el gobierno municipal entregó la administración de ambas cervecerías a los ciudadanos.

Con el tiempo y el aumento de la demanda, las instalaciones quedaron pequeñas, de modo que en 1851 se construyó una nueva planta en el suburbio de Linnecké předměstí.

Finalmente, tras algunas disputas entre checos y alemanes, el 7 de octubre de 1895 la Český Akciový Pivovar (fábrica de cerveza checa, actual Budějovický Budvar) comenzó a elaborar su muy prestigiosa cerveza. Pero para ese entonces, del otro lado del océano, en Estados Unidos, había comenzado a fraguarse la apropiación de su marca, una pesadilla que embarcaría a la empresa en litigios internacionales que aún en la actualidad no se zanjan por completo. Por ejemplo, en el territorio mexicano la cerveza se debe comercializar bajo la marca Budweiser Czechvar, algo que cambia en diferentes partes del mundo según los convenios alcanzados.

La marca y la polémica

Con la emigración de millones de europeos a América en busca de oportunidades, del otro lado del océano se abrió un gran mercado para las cervezas europeas –entre ellas la Budweiser Bier–, que comenzaron a exportarse en grandes volúmenes a partir de 1872.

Uno de esos inmigrantes, Carl Conrad, vio una gran oportunidad en la posibilidad de producir en Estados Unidos cervezas similares a las europeas, de modo que en 1976 le propuso su idea a la empresa Anheuser-Busch. ¿Cómo nombrarían a su cerveza? Debía ser una palabra reconocible y fácil de pronunciar para los angloparlantes, que además cargara con el prestigio de las cervezas europeas… Budweiser fue la marca elegida y, dos años después de iniciar la producción, Conrad la registró en la oficina norteamericana de patentes.

De ahí en más, las disputas legales por el uso de la marca Budweiser han tenido todo tipo de alternativas, acuerdos, desacuerdos, tribunales internacionales y matices según los diferentes mercados. Y la polémica no se ha saldado aún.

El lugar de los hechos

La interesante y ajetreada historia de la única cervecería pública de Chequia se debe complementar sin falta con un buen tarro de alguno de sus excelentes productos, elaborados con malta de Moravia y lúpulo del norte del país. ¿Dónde? Tanto en la ciudad de České Budějovice como en alguno de los muchos destinos a los que se exporta.

Pero los viajeros tienen una opción más: recorrer Bohemia del Sur, hacer una parada indispensable en la encantadora České Budějovice y planear una visita a la planta de Budějovický Budvar (ofrecen tours en español) para enterarse cómo se elabora, paso a paso, la famosa Budweiser Budvar y degustarla al pie del barril.

¡Salud! o, mejor aún, ¡Na zdraví!

 

 

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