Jardines checos: ¡Viva la primavera!
La sola mención de la palabra “primavera” evoca la exuberancia de las flores más coloridas y el entusiasmo por pasar el tiempo al aire libre, disfrutando del buen clima. Chequia es el lugar perfecto para hacer realidad estos deseos que brotan al decirle adiós al invierno. Tienes que conocer estos tres jardines checos.
Por: Jess Garbarino
Publicado: Marzo 23, 2024
1. Kroměříž
Los jardines de Kroměříž, inscritos en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, son también una perfecta simbiosis de la luz de las plantas, el agua, el arte y la arquitectura. El Jardín de las Flores y el Jardín al pie del Palacio pertenecen a los más bonitos de Europa. Te absorberá el laberinto de paredes verdes, la original decoración de flores y de esculturas, además del boulevard y los invernaderos históricos.
El Palacio Arzobispal cuenta con una galería conocida por poseer una extraordinaria colección de pintura centroeuropea de los siglos XV al XVIII. El obispo de Olomouc Carlos II de Liechtenstein creó la colección empleando a una serie de pintores y copistas, además de conseguir algunos cuadros de artistas famosos. La obra más conocida y valorada de la colección de Liechtenstein es el cuadro del maestro veneciano Tiziano Vecellio. Pero también se exhiben obras originales de maestros como Anton van Dyck o Lucas Cranash.
Por otra parte, quienes gustan del buen vino pueden visitar las medievales Bodegas Arzobispales, para llevarse un excelente sabor de boca.
2. Litomyšl
Los extensos Jardines del Convento, situados entre dos de las iglesias de Litomyšl, están muy cerca del palacio. Allí es posible descubrir la calma y la nobleza del lugar, desde donde se abre un precioso panorama de la ciudad.
Los jardines se extienden en una elevación y cubren una superficie de más de una hectárea. El panorama es de ensueño: canteros llenos de flores, con un cenador y una piscina con difusor de niebla donde sobresale un grupo escultural, obra de Olbram Zoubek. Los senderos se recorren con calma, mientras el ambiente se llena de notas de música clásica.
Dos grandes iglesias completan los atractivos de Litomyšl: el recién reconstruido templo del Descubrimiento de la Vera Cruz con el colegio, dentro del cual se pueden ver elementos del arte contemporáneo y la iglesia de la Exaltación de la Santa Cruz, cuya historia se remonta a la época del emperador Carlos IV. Quienes se animen a subir al mirador que se halla entre las torres del templo del Descubrimiento de la Vera Cruz, obtendrá una preciosa vista de toda la Colina del Palacio.
3. Lednice-Valtice
En el mundo no hay muchos lugares que se les preste tanta atención como a la elegante área situada alrededor de los palacios de Lednice-Valtice. Durante siglos, ha ido apareciendo aquí un singular parque lleno de excepcionales leñas, construcciones románticas, estanques y preciosos recovecos. Por eso el Recinto de Lednice-Valtice, que fue inscrito en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, es denominado el Jardín Europeo.
El Palacio de Lednice debe su actual aspecto neogótico a la reforma de mediados del siglo XIX. En aquella época, sirvió de lugar de encuentro de la aristocracia europea. En tanto, el Palacio de Valtice fue una ostentosa residencia de los señores de Liechtenstein de Austria y Moravia. No sólo se conoce por su belleza, sino también por la larga tradición vinícola. La vid la trajeron aquí las legiones romanas del emperador Marco Aurelio, quien consideró a la región de Pálava apta para el cultivo de vino. Por lo tanto, los visitantes pueden disfrutar no solamente de una singular experiencia cultural, sino también de una copa del excelente vino moravo en el Salón de Vino local.
El parque que rodea los dos palacios es una de las más bonitas zonas verdes europeas. Aquí el viajero puede ir descubriendo el paisaje artificial, con una multitud de estanques cubiertos de nenúfares, frescos bosques, praderas llenas de flores y extraordinarias leñas. Para el deleite y sorpresa de los visitantes, los arquitectos vieneses colocaron aquí una serie de construcciones románticas que proporcionan un singular carácter al lugar. También es posible subir hasta el colmo del minarete, que tiene 60 metros de altura y ofrece unas inolvidables vistas de todo el recinto. O también hacer un agradable picnic en el palacete de caza llamado Randez-vous o llegar con una barca hasta las ruinas del Janův hrad, Castillo de Juan. Quienes disfrutan el ciclismo, podrán cruzar cómodamente el parque palaciego sobre dos ruedas.