Las 10 estaciones históricas de tren más sorprendentes de Chequia

Las estaciones de tren de la República Checa reflejan el devenir histórico de las regiones o poblaciones donde se ubican, las modas, estilos e, incluso, el poderío económico de la zona. Hemos elegido diez que destacan por diversas razones en el conjunto.

Por: Pepa García

Publicado: Junio 15, 2020

Las estaciones de tren suelen pasar desapercibidas cuando ejercen como simples lugares de tránsito y testigos de rutinas. Esa invisibilidad no es tal cuando nos acercamos a ellas para disfrutar, para recordar las decenas de historias que se han desarrollado en las mismas. Aunque por algunas estaciones ya no circulan trenes –o sólo lo hacen de forma esporádica– su valor lejos de perderse se incrementa si, en vez de pasar de forma fugaz, nos detenemos a admirarlas con detalle. Y eso es lo que te proponemos: una ruta por las estaciones más espectaculares de Chequia.

Un concurso de estaciones de tren

Al igual que en algunos países existen selecciones de ‘Los pueblos más bonitos’ (España) o ‘Les Plus Beaux Villages’ (Francia), en la República Checa existe un concurso similar pero con una pequeña diferencia, el certamen lo que persigue es localizar ‘La estación de tren más bonita del país’. Fue organizado por la Entente Florale CZ – Souznění y se lleva desarrollando anualmente desde 2007

Con este concurso se ha logrado incentivar el cuidado de las estaciones, ya que no solo se valora la parte estética, arquitectónica o histórica sino que también se tiene en cuenta el grado de comodidad de los viajeros. El mecanismo de la competición es muy sensato, ya que son los propios trabajadores del ferrocarril los que realizan la primera selección de 10 estaciones, que luego los usuarios podrán votar. 

A continuación encontrarás algunas de las estaciones que suelen formar parte de ese selecto grupo elegido por los ferroviarios, y otras que también deben conocerse e, incluso, vivirse, porque se han reconvertido en bonitos cafés o centros de ocio.

1. Estación de Nemilkov

Rodeada de árboles, la estación de Nemilkov da la bienvenida al viajero como si fuese un impecable anfitrión con un hogar en perfecto orden de revista. La preciosa fachada de ladrillo rojo aparece adornada con losas decorativas blancas que rodean las ventanas, de cuyos alféizares asoman flores. Y esto ha sido así desde su origen, en 1888, cuando se decide conectar Bohemia del Oeste con Eslovaquia. Su aspecto, que hoy día puede sorprender, era el habitual en los edificios de esta localidad de la región de Pilsen. El conjunto acoge no sólo la sala de espera sino también un depósito de carga y habitaciones para los trabajadores de la estación.

2. Estación de tren de Lednice

Esta es una de las estaciones más mágicas de la República Checa, tanto que incluso ha sido protegida por la Unesco. Su estética te transporta a su fecha de construcción, a finales del siglo XIX, un viaje en el tiempo favorecido por el hecho de que pasen por ella trenes históricos de vapor. Aunque solo circulen en verano, sigue mereciendo la pena acercarse para admirar su maravillosa fachada cubierta de cerámica. Es, sin duda, una excusa perfecta para visitar Lednice, una ciudad de Moravia del Sur que sorprende también con un magnífico palacio gótico, jardines y balnearios.

3. Estación de tren de Mariánské Láznĕ

Una ciudad balneario de la importancia de Mariánské Láznĕ, que atraía a personalidades tan relevantes como Strauss, Goethe, Kafka, Chopin, Freud, Kipling o el mismísimo rey británico Eduardo VII, debía tener una estación a su altura. Y lo consiguió, porque en 1872 se construyó este majestuoso conjunto de estilo art nouveau, donde no sólo se recibían trenes sino también calesas y tranvías. La armonía de sus tonos cremas, los grandes ventanales y su ornamentación eran y son los mejores compañeros de las esperas. 

4. Estación de Rynoltice

Si no fuese por el rótulo azul con el nombre sobreimpreso en blanco, pocos identificarían la de Rynoltice como una estación ferroviaria. Antes pensarías que es una vivienda, un hotel o una casa rural. Es tan encantadora, con su tejado a dos aguas, fachada de ladrillo rojo con elementos de madera, ventanales blancos y flores por doquier, que dan ganas de quedarse a vivir en ella. Su coquetería, unida a los elementos de confort, auparon su candidatura en el concurso de las mejores estaciones de tren hasta el primer puesto en 2013.

Para que los viajeros se sientan como en casa, los empleados se esfuerzan en cuidar los jardines y los espacios comunes. Para verla hay que dirigirse al norte del país, cerca de la ciudad de Liberec.

5. Estación de tren en Ostrava – Hlavní nádraží

Las estaciones evolucionan y se adaptan a los nuevos tiempos. Si un viajero que hubiese hecho el primer trayecto en tren a Ostrava, el 1 de mayo de 1847, pudiese repetirlo ahora no la reconocería. En ese momento, esta parada en la línea Viena-Cracovia supuso un gran impulso para la industria del carbón y siderúrgica de toda la región. Sin embargo, aquella pequeña estación se ha ido ampliando durante los siglos XIX, XX y XXI hasta convertirse en un espacio adaptado a las exigencias actuales.

La remodelación que más dio que hablar fue la del arquitecto Lubor Lacina en 1967, que se prolongó durante ocho años y que apostó por el “estilo Bruselas”, siguiendo la estética de la Expo 58 de la capital belga. Ahora es un importante nudo de comunicaciones de la tercera ciudad más poblada de la República Checa. A los usuarios lo que más les llama la atención es su acceso en forma de estrella de tres puntas, con la que se conecta con el transporte público urbano.

6. Estación de tren en Nižbor

La mayor particularidad de esta estación del siglo XIX, en el pueblo de Nižbor, es que casi se podría considerar un centro temático ferroviario, ya que no solo se puede admirar la terminal con su tejado a dos aguas y sus fachadas de color amarillo sino que parte de los edificios anexos han sido adaptados para otros usos respetando su impronta.

El depósito ferroviario de madera es un buen ejemplo, ya que allí se ha instalado un restaurante, el Zastávka Nižbor (La Parada), que ha conservado la estructura y disposición para ofrecer una experiencia auténtica. Vagonetas, viejos bancos de las salas de espera, rampas y material obtenido de anticuarios configuran estos espacios a disposición del público. Además, ofrece vistas al excepcional castillo Křivoklát, que fue una residencia real de la estirpe de los Premislitas.

7. Estación Central de Praga

La monumentalidad que presenta la principal estación ferroviaria de Praga se encuentra en consonancia con la del resto de la ciudad. Desde sus inicios, en 1869, en dicha terminal no solo han cambiado los viajeros sino que también se ha modificado su nombre (Francisco José de Austria, Wilson, etc.) y su estilo arquitectónico.

Que hoy día sea el mayor monumento art nouveau de la capital se debe al arquitecto Josef Fanta, que se esmeró tanto en su aspecto exterior como en el interior. De hecho, la cafetería Fanta es una visita muy recomendable para descansar viendo cómo se filtra la luz por las vidrieras de su cúpula modernista.

Otro punto obligado de visita es el primer andén, donde se sitúa el conjunto escultórico de Sir Nicholas George Winton con dos niños. Este filántropo, y corredor de bolsa británico, se ha ganado un lugar de honor, ya que salvó a 669 niños, muchos de ellos judíos, enviándolos en tren a Inglaterra en 1939.

Por esta estación, de exquisita estética y gran funcionalidad, pasan diariamente más de cien mil personas.

8. Estación de ferrocarril de Pilsen

Con una trayectoria un poco convulsa, la estación de Pilsen es un buen ejemplo de superación –y de belleza art nouveau– cuya historia comienza en 1862, cuando se inaugura la línea Pilsen- Praga. El edificio principal fue cofinanciado –y llevado a cabo– por el arquitecto checo Rudolf Štech, de quien se dice que fueron las deudas en este proyecto las que le llevaron al suicidio en 1908. Dejando a un lado este triste suceso, no se puede sino alabar el buen trabajo de este profesional que se esmeró en crear bonitas cúpulas, grandes ventanales y toda una suerte de adornos florales y esculturas coronando los extremos del edificio.

Una de las particularidades de esta estación es que tiene una ubicación ‘insular’, es decir sobre terraplenes entre las vías. El edificio fue bombardeado por aviones estadounidenses en la Segunda Guerra Mundial pero no fue demolido sino que se restauró y fue declarado Monumento Nacional Cultural.

9. De estación de Litoměřice a Café Vapor

De lugar de tránsito a un espacio donde compartir tiempo sin mirar el reloj. La antigua estación de Litoměřice se ha convertido en el encantador Café Vapor por el empeño de sus propietarios, quienes la adquirieron y cuidaron todos los detalles para ofrecer un espacio de estilo funcionalista e inspiración ferroviaria, por supuesto. Además de sus mesas, bancos reciclados, etc. también compraron una pequeña locomotora de 1897 que han colocado enfrente. La experiencia está servida.

10. Estación de Brno

La estación ferroviaria de Brno, de la que te hablábamos en el artículo de ‘Turismo Industrial en Chequia,  también es un ejemplo a seguir por su bella arquitectura e impecable restauración. En este caso, lo que te recomendamos visitar son los almacenes de carga de Malá Amerika, que se han convertido en espacios para celebrar mercados, festivales, eventos e, incluso, para que te tomen las fotos de boda.

Hoy día, las estaciones de tren no sólo son punto de partida o de llegada, también son lugares donde disfrutar de un café, una fiesta o una visita guiada a través de la arquitectura.

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