Los destinos checos imprescindibles para los aventureros
Por tierra, agua y aire; colgados de la ladera de una montaña o siguiendo caminos y carreteras poco transitadas. República Checa tiene muchas, muchísimas hazañas legendarias que ofrecer a los exploradores de corazón. Porque los que lo son de verdad, lo son en cada momento de su viaje, no importa dónde estén.
Por: Rafael de Rojas
Publicado: Enero 20, 2021
En este artículo hemos hecho una selección con opciones pensadas para que, si quieres, puedas convertirte en un pionero distinto cada día. Colonizador de cumbres, conductor contra los elementos, buceador de agua dulce o buscador de vistas con el “¡guau!“ incorporado. Todos esos papeles y aventuras están a tu alcance en un país verde, montañoso, fluvial y repleto de castillos y bosques encantados aún por explorar (por ti).
Para los que ascienden
Con unas montañas que no suelen sobrepasar los 800 metros, República Checa es un destino ideal para los escaladores que quieran combinar el deporte y la buena vida. Lo más alto son las Krkonoše, en el este de Bohemia, bien surtidas de flora alpina. Los otros destinos montañosos son igual de soprendentes: Šumava, rodeado de un desierto despoblado en Bohemia del Sur, y los Cárpatos Blancos, en Moravia del Sur.
Pero si lo que se busca es un lugar diferente a todo, la recomendación es empezar por Skalák. No solo por la sugerente sonoridad montañista de su nombre. Es una zona con más de 400 frágiles cerros de piedra arenisca de hasta 55 metros de altura que permiten a los escaladores pasar de unos a otros atados con cuerda, siempre con cuidado de no deteriorarlos. En el área protegida de Broumovsko, en el noreste de Bohemia, se encuentra también uno de los puntos más altos del país, Čáp, con sus 785 metros.
Otro de los destinos singulares de escalada es la Vía ferrata Pastýřská stěna (La pared del pastor), en la ciudad de Děčín. Partiendo del castillo local, la vía escala un acantilado a través de 14 rutas de varios niveles de dificultad, incluidos los que involucran a niños y a novatos, que pueden alquilar material de escalada y obtener guía y consejos en las inmediaciones. Lo peculiar de este camino equipado con soportes, barandillas y escalones es que se alza sobre la misma ciudad.
Para los que esquían
Las montañas Krkonoše (llamadas así, Montañas de los Gigantes, por algo) son la meca de los esquiadores más atrevidos del país, que pueden o no decidirse a probar las famosas pistas de salto de esquí de Harrachov. Una combinación imbatible es la de esquiar en los las montañas de Krušné hory para terminar el día sumergido en aguas termales en una de las más famosas ciudades balneario checas: Karlovy Vary, Mariánské Lázně o Františkovy Lázně. En esa zona, Boží Dar es la localidad situada a mayor altitud sobre el nivel del mar de Europa Central y ofrece pistas de esquí alpino de niveles fácil y medio.
Por su parte, Bohemia cuenta con las pistas de las montañas Jeseníky, en el norte y con las de Šumava en el sur, las instalaciones más modernas del país. Cerca de allí, el embalse de Lipno, el más grande de la República Checa, se cubre algunos inviernos con una capa de hielo que crea la pista de patinaje más larga del mundo, de hasta 10 kilómetros.
Y para una aventura de la vieja escuela, se puede intentar participar en la carrera Šediváčkův long, una de las competiciones de trineos tirados por perros más difícil de Europa. Son cuatro complicadas etapas que suman 240 kilómetros en la sierra de Orlické hory, al noreste del país.
Para los que navegan
Paradójicamente, los checos adoran las actividades acuáticas, quizás precisamente porque el país no tiene salida al mar. El windsurf, la vela, el piragüismo, la natación y la pesca con caña se dan en los muy numerosos ríos, lagos y embalses. El rafting en los ríos de montaña tiene su sede principal en el Elba a su paso por las Montañas de los Gigantes, donde abundan los clubes deportivos en los que alquilar material.
Embalses como el de Slapy, a 25 kilómetros de Praga, proponen un particular buceo fluvial en el que observar percas, carpas, lucios e incluso anguilas y sirulos. Como bonus, los buceadores acceden a los restos de las aldeas inundadas por la presa que incluyen molinos de madera a 25 metros de profundidad. Incluso el surf es posible en las aguas de Nechranice (Bohemia del Norte) y Lipno (Bohemia del Sur).
Para los que corren
La variedad geológica e incluso de ecosistemas de República Checa permite correr con diferentes niveles de dificultad por unos paisajes tan variados como se quiera. Con esas características, no es de extrañar que se haya puesto de moda es el trail running, las carreras en plena naturaleza que huyen del asfalto. 7 pohoří (las 7 montañas) es un reto que incluye correr por siete montañas checas como Krkonoše, Jeseníky, Beskydy o Šumava. Hay dos recorridos supervisados por los Grupos de los Profesionales de Socorro en Montaña de la República Checa: el de 10 kilómetros, con un desnivel de 500 metros, y el de 20 kilómetros, con un desnivel de 1.000 metros, para expertos. La información completa se puede encontrar aquí: www.7pohori.cz, aunque habrá que tirar de traductor si no se domina el checo.
Por su parte, la tradicional y panorámica Mattoni Liberec Natur Run de 23 kilómetros, organizada por RunCzech, discurre entre una cantera de granito, una presa y las cumbres de las colinas Jizera, en la localidad de Liberec, al norte de Bohemia.
Para los que pedalean
Hay tantas rutas repartidas por República Checa que incluso Praga tiene las suyas. Además de los carriles bici señalizados en amarillo que atraviesan el centro hay multitud de rutas que se alejan del casco histórico. Algunas de las mejores recorren el río Vltava hacia el norte, como una ruta de 20 kilómetros hasta la localidad de Kralupy nad Vltavou tras la que se puede regresar en tren o continuar hacia Mělník por carreteras secundarias.
Pero si se quiere sacar todo el jugo a los pedales lo mejor es prepararse para una ruta de montaña como las que recorren la sierra de Rychlebské hory, al este de Bohemia, junto a la frontera con Polonia. La adrenalina está garantizada en esta red de rutas circulares en plena naturaleza por senderos o por modernos ‘flow trails’, accesibles también en los días de lluvia. La mantienen un grupo de aficionados amantes del medio ambiente y se puede consultar en la página www.rychlebskestezky.cz/en.
Para los que vuelan
Caer en picado sobre el centro de Moravia, como un espía en una misión secreta. Eso es lo que proponen en el aeropuerto de Prostějov a quienes se atrevan a saltar en paracaídas desde 4.000 metros de altura. Lo organiza la empresa Jump Tandem sobre los campos amarillos y los bosques esmeralda de una zona cercana a la ciudad de Olomouc, sede de una asombrosa columna labrada barroca de 32 metros de altura protegida como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En cualquier caso, la columna queda a una distancia ideal, lejos del punto de salto, pero suficientemente a mano para visitarla después. Y, ya que estamos en Olomouc, aprovechar para probar el aromático queso local, investigar si es verdad que las cervezas de las tabernas del centro son de las mejores de República Checa y relajarse en un spa cervecero del casco histórico.
Para los que conducen
Los locos del motor saben deletrear Brno como nadie. El circuito de la ciudad, Masarykův okruh, es sede de las más exigentes competiciones de Moto GP. Para los visitantes, existe la posibilidad de experimentar el recorrido y compartir las sensaciones de los pilotos profesionales durante 25 minutos. Eso sí, la moto debe ser propia.
Otra experiencia motorizada muy diferente es la que propone el circuito de karts más largo de país, el de Pilsen (Motokáry Plzeñ – Lhota). Los 12 coches recorren 1.250 metros con largas rectas y serpenteantes curvas que van administrando la adrenalina. Los vehículos son Honda 200 con cambio automático, y pueden participar también niños. La web para echarle un vistazo es www.motokary-plzen.com (en checo).
El autódromo de Most (al noroeste de Bohemia y muy cerca de la ciudad balneario Karlovy Vary) organiza la CzechMotorland, una carrera sobre un cauce accidentado en el que abundan las piedras, el barro, la arena, el agua y las inclinaciones imposibles. El reto consiste en llegar con el coche entero y sólo es apto para los más atrevidos, aunque los menos expertos pueden solicitar asistencia. En Most cuentan con otras modalidades singulares como la OC Race, con 16 coches idénticos compitiendo en una carrera. O el circuito de Motokars, con 600 metros de recorrido, en el que corren 12 karts idénticos y en el que pueden participar también los niños. La información se puede leer en www.autodrom-most.cz.