Terezín, no olvidar para no repetir
A menos de una hora al norte de Praga se encuentra el único campo de concentración de la época nazi en el territorio checo: Terezín. Es importante conocer las partes más truculentas de la historia para evitar que se repitan, olvidarlo podría ser un craso error. Además al visitarlo sorprenden algunos aspectos tanto de la fortaleza como de la población que estuvo allí recluida.
Por: Joaquín del Palacio
Publicado: Octubre 19, 2018
La ciudad de Terezín es un complejo defensivo que se construyó en el siglo XVIII. Está compuesta por la propia ciudad fortificada y una fortaleza más pequeña aneja, al otro lado del río Ohře, que fue utilizada como cuartel militar y cárcel. Ambas con la típica forma de estrella de las ciudadelas de la época.
Es tan impresionante como alguno de sus datos: se usaron 200 millones de ladrillos en su construcción; uno de sus pasadizos, que es visitable, tiene 500 m de longitud. Aunque lo más tristemente sorprendente es que ambas fortificaciones fueron usadas como gueto y campo de concentración para recluir judíos durante el Holocausto. Durante esa barbarie fue utilizado como campo de paso para destinarles después a otros campos de exterminio como Oswiecim (Auschwitz) o Treblinka.
Desdichados protagonistas
Una de las sorpresas en la visita es ver la celda en la que permaneció casi 4 años Gavrilo Princip, el asesino de los archiduques de Austria, suceso que desencadenó la Primera Guerra Mundial. No pudo ser ejecutado por ser menor de edad y en Terezín permaneció hasta morir de tuberculosis.
Otro conocido preso, ya durante la Segunda Guerra Mundial, fue el director de cine judío Kurt Gerron. Este cineasta fue contratado para ir a trabajar a Hollywood pero su billete de segunda clase para el barco no le sedujo y decidió quedarse en Holanda. Tras la invasión nazi, le detuvieron y le deportaron primero a Terezín y de allí pasó a Auschwitz. Parece mentira lo que es el destino, fue asesinado allí un día antes de clausurar las cámaras de gas.
Por este gueto pasaron muchas personas conocidas, entre ellas también estuvieron las cuatro hermanas de Sigmund Freud, médico neurólogo austriaco de origen judío, nacido en la pequeña ciudad checa Příbor, y algunos familiares de John Kerry, militar y político estadounidense.
Un brillo de luz
A pesar de las tristes historias que allí se vivieron algunas demuestran el afán de supervivencia y la ilusión innata del ser humano por vivir y ser feliz. En el gueto la población trataba de hacer la vida lo más normal posible y el museo del gueto (Památník Terezín) da prueba de ello con multitud de ejemplos de la vida día a día: sus habitaciones, sus actividades, sus ropas y objetos personales...
Los niños pintaban y hoy siguen allí sus cuadros, hicieron revistas que se leían entre la población y están expuestas, hacían representaciones de teatro o tocaban música. La pianista de Terezín, Alice Herz-Sommer, sobrevivió gracias a que los nazis la emplearon para sus conciertos porque tocaba de maravilla. Debido a una vida tan peculiar se hizo un documental: “The lady in number 6: Music saved my life” que recibió un premio Óscar días después de que Alice falleciera a los 110 años.
Sus vidas perdurarán
Algunas imágenes permanecerán en la retina bastante tiempo tras la visita: Ese lugar de la muralla por la que se escaparon usando una escalera, el cine o la piscina que tenían los nazis que regentaban el campo para disfrutar justo al lado de la atrocidad, las oficinas con el mobiliario auténtico, las celdas con sus camas y retretes auténticos...
Pero, sobre todo, lo que ha de permanecer en nuestras memorias son los pasajes más tristes de la historia para que no se vuelvan a repetir, así habremos hecho algo muy positivo para la humanidad.
Muy cerca:
-Litoměřice (a 5 km), una ciudad muy interesante.
-La región de Kokořínsko, una preciosa zona natural.