Kroměříž, en el Jardín de las Delicias de Moravia
En Chequia encontrarás unos cuantos conjuntos palaciegos absolutamente extraordinarios. Ahí está Nové Hrady en Bohemia, las residencias de los Liechstenstein al sur de Moravia, en Valtice y Lednice, o el palacio que esconde el Castillo de Praga pero si sólo se pudiera elegir uno en concreto, ese sería, al menos para mí, el de Kroměříž.
Por: Javier Mazorra
Publicado: Agosto 08, 2017
Kroměříž es uno de esos lugares que no se necesita saber nada de antemano para quedar deslumbrado. Sólo hay que asomarse al mirador superior de la columnata de los llamados Jardines de las Flores, para quedarse con la boca abierta. Debe de haber pocos lugares en Centroeuropa tan arrebatadoramente hermosos. Pero lo realmente increíble es ir descubriendo durante horas, y siempre in crescendo, los muchísimos otros atractivos de esta inusitada residencia de verano de los Arzobispos de Olomouc.
Quizás quien quiera disfrutar de forma absoluta del conjunto, con conocimiento, tendría que visitar primero Olomouc, cincuenta kilómetros al norte, la antigua capital de Moravia, sin duda una de las ciudades que ningún visitante debería perderse y que durante siglos fue una de sus grandes referencias religiosas. Sólo así se puede entender la magnificencia y la ingente riqueza que alberga este Jardín de las Delicias que fueron creando los obispos primados de Moravia durante siglos.
Qué ver en Kroměříž
Hay que dejar claro, sin embargo, que Kroměříž no es sólo un palacio sino una ciudad de unos treinta mil habitantes cuya historia se remonta a la Alta Edad Media, mucho antes de que llamara la atención de los obispos de Olomouc y que aún conserva importantes restos de su pasado. Hay varias iglesias que vale la pena visitar además de la Catedral de San Mauricio, como la dedicada a San Juan Bautista; restos de una judería muy interesante que incluye su antiguo ayuntamiento, una farmacia que data de 1675... Todo ello forma parte de un casco antiguo muy bien conservado. No cabe duda de que es importante reservar habitación para pasar por lo menos una noche en alguno de sus hoteles con personalidad propia, como el pintoresco Černý Orel, en plena plaza mayor, frente al palacio y que cuenta además con un estupendo restaurante y una fábrica de cerveza artesanal.
Conjunto palaciego
El plato fuerte de Kroměříž es sin embargo el conjunto palaciego, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1998. Está formado a grandes rasgos por el palacio propiamente dicho y por los jardines de recreo que se encuentran a un kilómetro de distancia. En estos últimos, lo primero que llama la atención es el jardín formal barroco formado por impresionantes setos pero después aparece esa sobrecogedora Rotonda diseñada por Filiberto Lucchese a la que hay que entrar de forma obligatoria aunque haya que pagar un suplemento. En su interior se guarda uno de los pocos péndulos de Foucault que se pueden ver en funcionamiento pero también una exquisita decoración que reproduce un mundo marino subacuático. Pero las maravillas no se acaban ahí. Es necesario seguir explorando este mundo de fantasía donde de pronto aparece una colina creada para albergar conejos entre fuentes, estanques y palacetes que parecen salidos de un cuento de hadas.
Por otro lado el palacio en sí es tan inmenso y tan lleno de tesoros que necesita de al menos un día completo para visitarlo con calma. Lo más llamativo son quizás sus salas propiamente palaciegas que rivalizan con las de cualquiera de los grandes palacios reales europeos. Al contemplarlas no resulta extraño que Milos Forman, entre otros directores de cine, utilizaran estos magníficos espacios como telón de fondo para películas como Amadeus.
Los museos de Kroměříž
Pero lo más curioso y quizás importante de Kroměříž son sus colecciones, absolutamente únicas. Para empezar cuenta con una de las grandes pinacotecas de Chequia. Su obra más famosa es un “Martirio de Marsias” de Ticiano pero también hay otras obras maestras como un retrato doble del rey Carlos I de Inglaterra y su esposa Henrietta realizado por Anton van Dyck, un martirio de Santa Catalina de Lucas Cranach o una emocionante pelea de campesinos de Jan Brueghel.
En segundo lugar hay que destacar su apabullante colección de monedas de oro y plata formada por más de diez mil piezas. Sin embargo, para los amantes de la música el plato fuerte es, sin duda, poder contemplar partituras originales de Mozart o de Beethoven, al mismo tiempo que se escucha su música.
Bellísimos jardines
Y aún quedan los jardines que rodean el palacio y sorpresas como la bodega de los Arzobispos repletas todavía de un vino exquisito.
En un mapa de Chequia y teniendo como referencia a Praga, Kroměříž puede parecer que está muy lejos pero teniendo en cuenta lo bien comunicado que está Olomouc por tren a donde se puede llegar en apenas dos horas desde la capital, el esfuerzo no es tan grande y vale absolutamente la pena, sobre todo en verano cuando se puede coincidir con algún festival.