Becherovka, una visita al museo del misterioso elixir de Karlovy Vary
La ciudad de Karlovy Vary cuenta con muchos atractivos además del glamuroso Festival de Cine. Uno de ellos es, sin lugar a dudas, la visita al museo del famoso licor de hierbas Becherovka, una verdadera experiencia interactiva que invita a poner en práctica todos los sentidos.
Por Juan Pablo Bertazza
Por: Colaborador invitado
Publicado: Septiembre 12, 2021
Además del famoso centro de la ciudad, sus fuentes termales y espacios verdes, el glamuroso Festival de Cine y hasta las mansiones de principios del siglo XX dispersas en los alrededores, Karlovy Vary cuenta con dos atractivos que pueden armar un gran plan para los visitantes. Uno es la fábrica de cristalería Moser que permite conocer por dentro cómo se hacen los productos de vidrio más lujosos y bellos del mundo. El otro, y al que le dedicamos este artículo, es el museo de Becherovka, emblemático licor de hierbas checo vigente durante más de dos siglos.
Visitar la casa donde estuvo, durante más de cien años, la fábrica original de esta bebida que hoy es sinónimo de placer, pero nació para tratar dolores estomacales, es una verdadera experiencia interactiva que intenta poner a prueba cada uno de los sentidos del usuario.
La bienvenida corre a cargo de un breve material audiovisual que nos introduce en la historia de la compañía y, luego, un detallado tour por cada uno de los pasos que fue dando esta célebre bebida para convertirse en una de las marcas registradas de República Checa y, en especial, de Karlovy Vary.
Envases que hicieron historia en el museo de Becherovka
Con un amplio material dispuesto de manera atractiva, uno de los primeros aspectos que llaman la atención del museo es la forma en que cada uno de los integrantes de la histórica familia Becher fueron haciendo sus aportes para alcanzar el éxito y, en ese sentido, una de las cuestiones más interesantes es ver la evolución de los envases de Becherovka, desde la versión básica de 1807, similar a una probeta, hasta su característica forma aplanada y color verde que ya empezó a aparecer, con variantes, desde el año 1918. Por otro lado, uno de los elementos en común de la mayoría de esos envases es el misterioso criptograma comercial de la familia Becher, que todavía adorna la botella de una forma ligeramente modificada. En realidad, la etiqueta aparecía no solo en las botellas y en las tradicionales tazas de porcelana (otro clásico de Becherovka) sino también en barriles, membretes y otros materiales publicitarios.
Un secreto muy famoso
La fórmula del Becherovka, que se remonta al año 1807 y solo conocen dos personas en el mundo que, por ejemplo, jamás pueden viajar juntas en avión es uno de los secretos mejor guardados en la historia checa. Incluso suele decirse que la compañía ha encargado, con frecuencia, materia prima que, en realidad, no utiliza con el único objetivo de confundir a quienes, de hecho, intentaron imitar sin éxito la receta que hoy está protegida por ley. Lo que sí sabemos es que la fórmula consta de hasta veinte tipos de hierbas y especias, algunas de las cuales se pueden ir oliendo mediante una serie de prácticos aromatizadores dispuestos a lo largo del museo que, con solo apretarlos, permiten ir descomponiendo en pequeñas piezas o aromas el inconfundible sabor de la bebida. También es posible sacarse una foto profesional con sombreros y vestuario de época que los visitantes reciben, a manera de recuerdo, a la salida del museo.
Experiencias variadas en el museo de Becherovka
Una de las grandes ventajas del museo de Becherovka es su gran diversidad de estímulos. Con una atmósfera muy lograda en la que se destaca, sobre todo, la sugerente iluminación, cada una de las salas del museo parece representar las partes que se ponen en juego en el complejo proceso de producción del licor, que requiere varios días y estrictas condiciones de temperatura. Por ejemplo, hay desde un panel dedicado al agua de Karlovy Vary (otro elemento fundamental en la receta) hasta un sector de realidad virtual que permite a los usuarios vivir, minuto a minuto y botella a botella, el impresionante embalaje de la bebida que tiene lugar en una planta en las afueras de la ciudad. Además, el museo cuenta también con un videojuego tipo Pac-Man pero basado en el licor de hierbas y hasta una presentación en forma de holograma en la que un alto directivo de la compañía responde algunas preguntas pero también inspira otras nuevas ya que, en algún punto, la historia de Becherovka, una marca que también atravesó numerosas crisis y contratiempos, es también la de su país de origen.
Becherovka mundial
El licor se exporta desde la primera mitad del siglo XIX y, aunque las primeras ciudades donde llegó fueron Viena, Múnich y París, hoy se distribuye en casi todo el mundo. Antes de que Becherovka terminara su primer siglo de existencia, su producción alcanzaba decenas de miles de litros al año, ya tenía más de diez mil fieles clientes y había sido presentada en varias exposiciones mundiales. Justamente, ese aspecto innovador y cosmopolita es lo que parece regir la gran idea de este museo interactivo que, en su última sala, incluye un mapa mundial para que cada visitante agregue un sticker con su lugar de procedencia para consolidar así la comunidad mundial de Becherovka. Luego, viene el momento de llevar todo el conocimiento a la práctica o, mejor dicho, al paladar: en un bar muy moderno y confortable, un representante de la compañía repasa el catálogo completo del licor que, desde 2008, incluye una versión cítrica con menos graduación alcohólica y, desde 2009, una variante no filtrada, como así también los cocktails a base de Becherovka, cuyo rey indiscutido es el “Betón”, que se hace con agua tónica.
Al final, solo resta esperar con desesperación que se llenen los vasitos para poder realizar la degustación completa del catálogo. ¡Na zdraví!
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