Rincones literarios de Praga, la capital mundial de los libros
Más allá de sus majestuosas bibliotecas, la capital checa –declarada Ciudad literaria en 2015 por la UNESCO– respira literatura a través de una serie de rincones tan inesperados como pueden ser una instalación artística que representa el horizonte sin límites de la lectura y un curioso edificio con forma de estrella que fascinó a André Breton, entre muchos otros lugares que, en este artículo, te invitamos a recorrer.
Por Juan Pablo Bertazza
Por: Colaborador invitado
Publicado: Enero 03, 2022
A pesar de que no hace mucho, en diciembre del año 2014, que la UNESCO le dio el título oficial de Ciudad Literaria, Praga es una ciudad que, desde siempre, ha estado muy ligada a los libros. No solo por ser la ciudad natal de Franz Kafka, uno de los escritores más relevantes de la literatura mundial, sino porque, además, son innumerables los autores extranjeros de renombre (Albert Camus, Jorge Luis Borges y Gabriel García Márquez, entre tantos otros) que se han rendido a sus encantos para intentar ponerlos por escrito. Y si bien Praga cuenta con lugares tan magistrales como Klementinum o Strahov, en esta ocasión quisimos dar cuenta de algunos rincones de la ciudad que, sin ser exactamente bibliotecas, guardan una relación muy profunda y vital con los libros. Calles, bares, restaurantes, esculturas y otros edificios que, tal vez, a primera vista no parecen remitir a ningún texto y, sin embargo, al descubrirlos, permiten conocer una parte esencial de la capital checa y, al mismo tiempo, experimentar algo muy parecido a la inspiración literaria.
1. Monumento al libro en la Biblioteca Municipal
Realizado por el artista eslovaco Matej Krén en 1998, este atractivo monumento al libro o, mejor dicho, a la idea de infinito que representan las lecturas, está ubicado en el hall de entrada de la Biblioteca Municipal de Praga. Bajo el título de Idiom, se trata de una impresionante torre compuesta de veinte mil volúmenes que, gracias a un sencillo pero eficaz sistema de espejos, genera la sensación, al asomarnos, de que la pila de libros carece de fondo. Además de ser una carta de presentación perfecta para la sede central de una muy extensa red de bibliotecas que llega casi a cada barrio, esta hipnótica instalación artística es uno de los sitios de Praga que más reacciones suelen despertar en Instagram.
2. Mural en homenaje a Hrabal
Al parecer, fue su amigo Karel Marysko el que convenció al genial escritor checo Bohumil Hrabal de mudarse a la capital checa, tras preguntarle cuándo pensaba dejar la pequeña ciudad en la que el tiempo se había detenido, en referencia a su pueblo natal, Nymburk. Hrabal le dedicó a esa pequeña población, entre otras obras, el libro de recuerdos Postřižiny (Tijeretazos). Y si bien ese pueblo que queda a menos de cincuenta kilómetros de la capital checa es casi un sinónimo de Hrabal, a tal punto que la cervecería donde él vivió produce, en la actualidad, una cerveza llamada Postřižiny, lo cierto es que al autor de Una soledad demasiado ruidosa se le recuerda también en la zona de Praga-Libeň.
Aunque la casa donde vivió el escritor en la calle Na Hrázi fue demolida, en el sitio exacto donde estaba se realizó un hermoso mural que recuerda a este autor, cuya adaptación cinematográfica de Trenes rigurosamente vigilados, a cargo de Jiří Menzel, obtuvo un Oscar a mejor película. En este colorido homenaje puede verse a Bohumil Hrabal, su infaltable máquina de escribir y, por supuesto, una de sus grandes pasiones: los gatos.
3. Cafetería Týnská Kavárna
Detrás de una puerta casi secreta a la que nadie, que no la conozca de antemano, le prestaría atención, esta cafetería y bar literario se encuentra apenas a una curva del antiguo mercado Ungelt y frente al Museo de la Ciudad de Praga. Con varias salas de techos abovedados y una curiosa atmósfera de sótano, el toque mágico de este sitio al que parecen ir solo los habitués de muchos años, lo da la enorme cantidad de libros disponibles para acompañar con cerveza checa, un buen café y el típico queso hermelín, aunque también se venden al módico precio de veinte coronas.
4. Librería Shakespeare a synové
Con veinte años de reinado en plena isla de Kampa, algunas personas comparan esta librería con la mítica Shakespeare and Company de París que apareció en infinidad de películas. Sin embargo, este sitio especializado en textos en inglés y obras sobre la historia checa en todas sus dimensiones, tiene, por supuesto, su propio carácter. En primer lugar, porque ofrece prolongadas jornadas de lectura gratis en sus cómodos sillones. Además de tener a disposición casi cualquier libro que se haya publicado sobre la ciudad de Praga, este verdadero clásico de las librerías cuenta también con un sector muy completo de cómics y novela gráfica.
5. Palacete de la estrella
Sin duda, el principal interés de esta verdadera joya renacentista que mandó a construir Fernando I de Habsburgo tiene que ver con la arquitectura y la historia. Una majestuosa residencia de verano con forma de estrella, techos decorados con estuco y abundantes referencias mitológicas que, además, alberga en su sótano una reproducción en escala de la emblemática Batalla de la Montaña Blanca. Sin embargo, este edificio tiene también un vínculo indiscutible con la literatura. No solo porque, en la actualidad, es administrado por el Museo de la Literatura Nacional (Památník národního písemnictví) sino porque aparece, nada menos, que en el libro El amor loco de André Breton. Y no es poca cosa decir que, durante su visita a la capital checa en el año 1935, el padre del surrealismo quedó absolutamente alucinado con esta construcción. De hecho, desde el año 2005, puede verse en la puerta una roca grabada con ese texto.
6. Restaurante U Kalicha (del Cáliz)
En Las aventuras del buen soldado Švejk, un libro tan emblemático de la literatura checa que se lo suele comparar con el Quijote, ese héroe a su manera que es Švejk dice lo siguiente: “Ven a verme después de la guerra. Me encontrarás cada tarde a partir de las seis en la taberna del Cáliz, en la calle Na Bojišti”. Aunque, por supuesto, el tiempo convirtió aquella cantina de mala muerte en la que, según Švejk, siempre pasaba algo, en una de las tabernas checas más turísticas de la actualidad, donde nunca falta el codillo de cerdo, los knedlíky ni mucho menos la cerveza, este restaurante puede vanagloriarse de ser, al menos en términos geográficos, el que aparece en la obra maestra de Hašek.
Y además de contar con un enorme salón para más de cien comensales, parte de la magia de este clásico de la gastronomía checa radica en su ambientación que incluye, desde un muñeco en tamaño real del propio Švejk, hasta paredes llenas de grafitis y firmas ilustres, entre las cuales destaca, por ejemplo, la del primer presidente checo Václav Havel, de cuya muerte acaban de cumplirse diez años.
7. Librería de segunda mano de la calle Dělnická en Holešovice
Praga es un paraíso incluso para los obstinados buscadores de libros usados: a pesar del auge de las nuevas tecnologías, aún sobreviven varias librerías de viejo (libros de segunda mano) a lo largo de toda la ciudad. Sin embargo, la que más se destaca en ese rubro es un local que ocupa un enorme terreno en plena calle Dělnická, en el encantador barrio de Holešovice. Es cierto: el lugar no se caracteriza precisamente por su prolijidad o limpieza ya que, al ingresar, nos dan la bienvenida una serie de pilas monstruosas de libros que parecen haber sobrevivido a una explosión o terremoto. Sin embargo, este negocio atendido por un ex policía tiene –además de casi cien mil ejemplares– su mística y, entre estas cuatro paredes atiborradas de libros donde parece no entrar ni un alfiler, los lectores más exigentes pueden llegar a encontrar esas obras que, de tanto buscarlas, habían empezado a creer que no existían.
8. Calle de las sombras (Ve Stínadlech ulice)
En el año 2007 el gobierno de la ciudad de Praga decidió bautizar un pasaje sin nombre no muy alejado del centro como Calle de las Sombras, en homenaje a Las flechas rápidas (Rychlé šípy), la famosa trilogía de aventuras juveniles escrita por Jaroslav Foglar que, a su vez, hizo famoso, en el plano de la realidad, a un objeto ficticio: el erizo en la jaula, un juego de ingenio gracias al cual los protagonistas lograban acceder a la fórmula secreta de la bici voladora. La calle de las sombras consta de un gran muro donde fanáticos de varias generaciones inscriben citas y dibujos sobre estas novelas. También hay un altar donde se rinde homenaje al erizo en la jaula. Un dato curioso es que el cartel de la calle suele ser “tomado en préstamo” por los más fervientes lectores y, cada tanto, la ciudad debe reemplazarlo.
9. Callejón dorado del castillo
El callejón dorado es uno de los lugares más hermosos y visitados de Praga: sus pintorescas casitas y la notable atmósfera de esa arteria tan estrecha que, según la leyenda, albergaba a los alquimistas de Rodolfo II lo vuelve un sitio único. Sin embargo, hay varias razones por las que no debería faltar en esta recopilación. La más evidente es que, en el número 22, pasó una breve temporada Franz Kafka junto a Ottla, su hermana favorita. Cuando el escritor irlandés John Banville visitó por primera vez este lugar, no podía creer cómo Kafka y su hermana no se habían peleado en forma irreconciliable con semejante falta de espacio. Sin embargo, no solo se llevaron bien, sino que, además, Kafka escribió en esta casita el relato Un médico rural.
Además, en esta calle vivió también el poeta Jaroslav Seifert, hasta ahora el único Premio Nobel de Literatura checo que, en su libro, Toda la belleza del mundo, cuenta una serie de anécdotas fascinantes (alguna, incluso, sobrenatural) sobre esta callecita. Y, de hecho, la tercera gran razón que da cuenta de lo libresco de este lugar tan mágico del castillo de Praga es que, en el muro gris que aún hoy se puede ver al final de la calle, el escritor Gustav Meyrink ubicaba la mítica casa de la última farola, una vivienda que solo podían ver ciertas personas algunos días de niebla.
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