6 espacios naturales donde sentir el otoño en Chequia
Aunque no se necesite un motivo especial para viajar a la República en otoño, las galas que luce la naturaleza en esta estación son tan asombrosas que habría que dejar a un lado la melancolía y lanzarse a conquistar los parques, montañas y bosques checos.
Por: Pepa García
Publicado: Octubre 05, 2020
Puede que el perfil más conocido de la República Checa sea el urbano, y que parte de responsabilidad la tenga el gran foco que representan sus ciudades más emblemáticas. Pocos son los viajeros que se resisten al atractivo monumental de Praga, a la elegancia de Brno, al perfil de cuento de Český Krumlov o a la bella Olomouc, llegando a olvidar que una gran parte del país está cubierta de bosques y montañas, parques naturales y cuidados jardines.
Si hay un momento del año en el que la naturaleza muestra su verdadero ser cambiante ese es el otoño, cuando delicadamente transforma sus vestiduras convirtiendo el verde en amarillo, el amarillo en ocre, y el ocre en burdeos. Para contemplar este proceso sólo hay que dirigirse al lugar adecuado y en el momento justo, es por ello que hemos seleccionado seis espacios que merecen formar parte de tu agenda de viajes otoñal.
1. Parque Nacional de las Montañas de Krkonoše
Este parque nacional, donde se sitúa la cordillera más alta de Chequia –y la cumbre Sněžka–, muestra a partir de octubre un abanico de colores difícil de igualar. El mejor modo de descubrir los secretos de su paisaje alpino es recorrer algunos itinerarios como el de Červenohorské rašeliniště (el tremedal del Monte Rojo), Čertův důl (el valle del Diablo), la senda que lleva al nacimiento del río Elba, o cualquiera de los caminos que peinan el valle de Obří důl.
2. Parque Nacional de Šumava
Protegido como Reserva de la Biosfera por la Unesco, el Parque Nacional de Šumava muestra paisajes invadidos por la poesía en sus lagos glaciares, bosques centenarios, ríos de aguas cristalinas y en el bonito valle del río Vydra. Para conocer parte de este espacio protegido es aconsejable realizar excursiones a sus dos lagos más afamados, Diablo (Čertovo jezero ) y Negro (Černé jezero), a sus miradores, y a rincones con encanto como la selva de Boubín, que tiene abetos, hayas y arces de más de 300 años. Las raíces entrelazadas de los árboles y el sedoso musgo que cubre las rocas te recordarán a un cuento de los hermanos Grimm.
3. Reserva Natural de Voděradské bučiny
La Reserva Natural de Voděradské bučiny está situada cerca de la ciudad de Černé Voděrady, a unos 30 kilómetros de Praga. A pesar de estar tan cerca de la capital, basta pasear por sus senderos para tener la sensación de haber viajado a otro mundo. En la reserva existen varios caminos señalizados que transcurren por el valle del arroyo Jevanský potok, donde se descubren lagos, colinas y una curiosa crestería montañosa. Las hayas en otoño son el faro que ilumina el bosque con sus notas de color amarillo. En esta reserva, además de senderos hay también carreteras asfaltadas para practicar ciclismo.
4. Montañas Jeseníky
Aunque las montañas Jeseníky, en Moravia del Norte, son muy conocidas por ser una de las mecas del deporte blanco, en sus estribaciones el verdadero espectáculo se produce en época otoñal. Toda la zona también es ideal para emprender excursiones a pie o en bicicleta. Otro dato a tener en cuenta es que hay balnearios donde recuperarse de la actividad deportiva y salir como nuevos. El balneario más conocido es el de Jeseník, pero también se puede acudir a otros como Velké Losiny, Bludov, Karlova Studánka y Lipová.
5. Bosque de Slavkov
También conocido como el Bosque del Emperador, Slavkov (Slavkovský les) se halla situado en el triángulo balneario compuesto por Karlovy Vary, Mariánské Lázně y Františkovy Lázně. Este espacio natural, uno de los más románticos de Bohemia occidental, presenta una interesante mezcla de paisajes de montañas, volcanes, ciénagas y manantiales minerales. El mejor modo de admirar el bosque desde las alturas es en la torre en espiral de Krásenský vrch, que fue construida en 1934 al sur de Krásno.
Si te interesa la geología, en Slavkov podrás observar la presencia de serpentinitas, unas rocas ígneas con alto contenido de magnesio que albergan especies endémicas poco comunes como los trollius, los lirios o las arnicas montanas. Y si eres amigo de las caminatas, existe una red de senderos con caminos como el de Na Kladské, que es parcialmente accesible en silla de ruedas, y el de Smraďoch.
6. Parque Nacional Suiza de Bohemia, romanticismo puro
Este espacio natural, también conocido como la Suiza Checa, es una de las propuestas turísticas más atractivas y demandadas por los amantes de la naturaleza. Su curioso nombre se debe a dos pintores suizos, Adrian Zingg y Anton Graff, que trabajaban en la Academia de Dresde y pintaron el paisaje alrededor del río Elba. El paisaje les recordaba tanto a su país que comenzaron a llamarla de esta manera.
La magia de este inspirador entorno radica en los perfiles de fantasía que el tiempo y los elementos han esculpido en las rocas de arenisca y que han forjado arcos (como la Puerta de Pravčice), torres, túneles y paredes que hacen las delicias de los escaladores. Aunque la Suiza de Bohemia resulta espectacular en cualquier estación, en otoño, el color de la piedra al amanecer o al ocaso compite con la calidez tonal que alcanza la vegetación.