Olomouc, para todos los gustos
Esta ciudad de Moravia nos fascina por la cantidad de patrimonio que acumula y la diversidad de actividades interesantes que podemos practicar en ella y en sus alrededores.
Por: Joaquín del Palacio
Publicado: Marzo 13, 2020
Una escapada por esta zona se compone de una mezcla muy especial de naturaleza, cultura y gastronomía. Aquí hay para todos los gustos.
A menos de 3 horas al este de Praga por carretera o a poco más de 2 en tren se encuentra Olomouc; una bonita ciudad que tiene el encanto de las ciudades pequeñas con una historia que ha dejado su impronta en varios monumentos. En algunos casos se trata de edificios con anécdotas históricas muy especiales. Esta ciudad y su entorno tienen el encanto de la sencillez y la humildad del que atesora mucho patrimonio.
Monumentos únicos
Al pasear por el centro de Olomouc surgen varios hitos como el Reloj Astronómico o la, esbelta y orgullosa, Columna de la Santísima Trinidad, tan espectacular y tan grande, en todos los sentidos, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad. Pero la historia ha dejado muchas más huellas en esta ciudad, en forma de castillo y fortaleza, de iglesias o de palacios. El salón del trono del palacio Arzobispal fue el lugar elegido para nombrar a Francisco José I como emperador austrohúngaro en 1848. La visita de este palacio es necesaria y, también, por el interés que tiene su museo Histórico de Carruajes; pero si hablamos de carruajes hay que contar con el Museo de Carruajes (Muzeum kočárů), muy cerca de Olomouc.
Esta colección es de las más apreciadas de Moravia y se encuentra en Čechy pod Košířem, a 20 kilómetros de Olomouc. El museo, pleno de carrozas de todo tipo, es una verdadera maravilla para los amantes de la historia y los carros. No es fácil encontrar tantas piezas, más de un centenar, con tantos detalles (frenos, dirección, decoración, etc.) tan bien conservados. Atesora varias joyas entre las que destacan: la carroza funeraria más grande del mundo y una dorada para el uso de reyes, ambas de una escala gigantesca.
Coches checos
Parece mentira que pase desapercibida la importancia de las cuatro ruedas en Chequia. No debería ser así. El coche checo por excelencia es el Tatra, cuya factoría está en Kopřivnice, a una hora al este de Olomouc, pero no hace falta irse tan lejos para disfrutar de un coche tan peculiar como innovador, mucho más de lo uno cree. Por ejemplo, el que fuera el mejor coeficiente aerodinámico, de solamente 0,212 Cx del modelo T77 de 1935, es todavía hoy un excelente registro para los coches actuales.
No hace falta más que cruzar el río Morava, que abraza Olomouc, para visitar el Veteran Arena, un museo que desde que fue inaugurado en 2010 se ha convertido en uno de los destinos más visitados de Chequia porque aúna los vehículos Tatra, un coche al que se le coge cariño por lo peculiar de su estética; motos y tecnología, e, incluso, una galería de arte que atrae visitantes durante todo el año.
Entre los bosques
La República Checa cuenta con una serie de castillos que se encuentran entre los más interesantes del corazón de Europa. Unos guardan secretos, leyendas o historias preciosas y otros, surgen como sacados de alguna película, entre los paisajes más insospechados y atractivos. El castillo de Bouzov aglutina ambos aspectos. Por un lado, está cargado de historia pues ha sido la residencia de la Orden de los Caballeros Teutónicos y, por otro, sus rojos tejados asoman sobre el verde de un frondoso bosque que lo rodea simulando ser una fortaleza de cuento. Sus torres parecen albergar hadas o aquella bella princesa enclaustrada que clama enloquecida, melena al viento desde una ventana, ser liberada.
No es de extrañar que haya sido el escenario elegido para multitud de películas por el encanto que tiene desde fuera... ¡Pero, sobre todo, en su interior! Fue remodelado profunda y profusamente a finales del siglo XIX y redecorado con un mobiliario que se encuentra en perfecto estado. Sus estancias nos trasladan y nos hacen vivir otras épocas; aunque el rincón más sensacional es el patio ya que su luz y su forma cambia a medida que uno lo recorre. Hay que fotografiarlo con ansia hasta gastar la pila de la cámara.
Bajo los bosques
El suelo en el que los árboles clavan sus raíces en esta zona de Moravia tiene un sustrato calizo. Esta geología es la adecuada para que las aguas causen erosión kárstica y origine cuevas. Algunas de las cuales son verdaderas maravillas subterráneas como las cuevas Mladečské jeskyně o las cuevas Javořičské jeskyně a media hora hacia el noroeste de Olomouc. Los paisajes subterráneos de estas grutas son sensacionales y se conservan en buen estado.
Los mismos territorios que son propicios para las cavernas son también ideales para el cultivo de la lavanda. Esos preciosos campos morados también son uno de los desconocidos encantos moravos. La finca de Bezděkov está dedicada al cultivo de lavanda y en los meses de verano los tonos púrpuras campean en el horizonte. El empleo de esta aromática flor es habitual en cosmética pero en esta explotación también aprovechan las florecillas moradas para la gastronomía y utilizan sus bondades para darle buen sabor y aromas a la rica repostería que hacen y que cada vez cuenta con más partidarios.
¡Qué te la den con queso!
A su vez Moravia es uno de los mejores lugares de Europa para disfrutar de una vida rural auténtica, y hacerlo de un modo elegante. Es habitual ver en los campos y pueblos detalles que prueban que aquí perdura el sabor de la tradición. En el museo Etnográfico de Modrá se aprecia el sello checo en su arquitectura tradicional y sus costumbres de las que se deduce su gastronomía, sus cervezas o sus vinos y licores.
Los que visitan Chequia acaban aprendiendo el término pivo y pivovar que significan cerveza y cervecería. La fábrica de cerveza Moritz de Olomouc permite, en su interior, degustar la rica gastronomía de Moravia. Además de la típica cerveza checa, Moravia se distingue por sus vinos, sobre todo los blancos, muy interesantes, tanto, que en Bzenec lo festejan haciendo unas magníficas celebraciones en tiempo de vendimia. Y a Uherské Hradiště se le considera la capital del vino. Será porque está plagada de bodegas y en algunos casos están habilitadas como restaurantes. ¡Pide que el vino moravo te lo den con queso, pero moravo también!
Este queso es una de los mejores recuerdos moravos y no es fácil encontrarlo fuera de Chequia, así que hay que tomarlo in situ. En esta tierra se elabora uno de los mejores quesos europeos, y el único con denominación de origen en Chequia: el Olomoucké tvarůžky. La fábrica-museo de este queso, del que hacen una maravilla de requesón curado y bajo en grasa, está en Loštice. No es comparable a ninguno, tiene un sabor tan especial que no se olvida.
Muy cerca:
-Canal de Bata, para recorrerlo en barco.
-La ciudad histórica de Lipník nad Bečvou.
-El castillo de Helfštýn